viernes, 25 de octubre de 2013

¿ PORQUE NO APRENDEMOS A PENSAR ?


Para mi forma de ver, la única gran revolución que la humanidad aun no ha emprendido es la del pensamiento.

Ha habido revoluciones para todos los gustos, a lo largo de la historia, espirituales, de fe, artísticas, políticas. Pero no ha habido una revolución del pensamiento, propiamente dicho.

¿Que entiendo por revolución del pensamiento?

Sería que por fin, enseñáramos a las generaciones futuras o sea a los niños, a pensar.

Es curioso, porque pensar, es quizá la función que más nos distingue del resto de seres vivos del planeta y es seguramente la que menos valoramos y mimamos de todas las cualidades que nos hacen humanos. Observando un poco nuestro entorno cultural y político, uno puede darse cuenta, de que cada individuo, nace marcado y estigmatizado para siempre o casi, según haya nacido en un lugar u otro del planeta. Si nace en occidente, tendrá una forma de ver la vida y si nace en oriente otra, pero allí no se acaba, según nazca en un país u otro, de occidente u oriente, según nazca en una región de este país u otra, según nazca en el seno de una familia u otra. Este niño, tendrá un paquete cultural, en definitiva, un paquete de pensamiento ya sistematizado y perfectamente ordenado, a su disposición. Que se le impondrá, de forma natural y automática.

Lo más normal, es que este niño crezca dentro de este sistema de valores y de pensamientos que le hayan inculcado y que llegue a la vida adulta, sin apenas cuestionarse gran cosa. Una vez acabe su periodo de aprendizaje y se acople a la vida adulta, este individuo, se incorporara de lleno a su sociedad X o Y sin apenas aportar nada de pensamiento original, ni nuevo, al ya establecido.

Y no será por falta de inteligencia, ni por falta de rebeldía, ni de información, ni de posibilidades. No. Solo será, porque nadie le habrá enseñado a pensar de forma autónoma.

No se trata tanto, de crear genios o revolucionarios, yo me conformaría, con que alguien sea capaz de criticarlo todo, pero no para llegar a la conclusión (errónea) de que todo es una mierda, (así que a disfrutar que son cuatro días)…no es bueno que esta sea la reflexión más común o que predomine entre los jóvenes y desgraciadamente, así es.  He comprobado en demasiadas ocasiones, a lo largo de mi vida, que los jóvenes salen del ciclo académico o de aprendizaje, muy escépticos, cínicos, vacios,  incrédulos. Algo falla, cuando un sistema no consigue, que la mayoría de los jóvenes salgan a la vida, con una visión optimista y llena de ilusiones hacia su futuro.

Para mí, esto es un fracaso, un fracaso, ocasionado por el poco interés, que tiene nuestra sociedad en general y la poca atención que se le presta, a enseñar a pensar a los jóvenes, de forma correcta. Se debería enseñar a usar todo el potencial que presenta nuestro cerebro, el cerebro como cualquier otro musculo necesita ser modelado, trabajado, cuidado y mimado. Y hay métodos, para lograr esto, además con relativa facilidad. Desgraciadamente, con el sistema escolar actual, no es posible realizar verdaderos progresos, en la dirección indicada. Debemos por tanto, cambiar totalmente el enfoque actual y el concepto actual de escuela.

 

 

Un buen sistema, que enseñara a usar el cerebro en condiciones óptimas, debería conseguir un porcentaje alto, de jóvenes  preparados para ser  gente feliz y contenta, personas optimistas, vitalistas, humanistas y sabias, en definitiva.

Pero sabias, sobre todo, porque habrán aprendido a usar este magnífico órgano, llamado cerebro. Si usamos su potencial, sus infinitas posibilidades y esta infinita imaginación que todos atesoramos, un día, seremos capaces de crear sistemas de vida y sociedades, donde la norma básica será vivir en armonía y felices.

Me resisto a pensar, que  no sea posible lograr esto. Otra cosa distinta, es que interese a según qué oligarquías depredadoras y rapaces, que hay diseminadas a lo largo y ancho del planeta.

Para mí, un buen sistema, seria aquel que consiguiera que la mayoría de la gente, pudiera elegir un paquete ideológico determinado, con verdadera libertad o mejor aún, crearse un paquete ideológico a la carta, escogiendo lo mejor de cada uno, para así crear uno nuevo.

Por ejemplo,  un persona nacida en Arabia Saudita, un país donde una monarquía,  practica un sistema teocrático, que se basa en la religión musulmana y en su interpretación más extrema . Pues imaginemos, a una persona, que se alza contra este sistema. Lo fácil, seria que esta persona lo hiciese, para convertir su país a la democracia, al más puro estilo occidental, pero para mí, esto no tendría merito, ni seria demostrar que pensará de forma original.

Para mí, una persona que tuviese merito, seria alguien, que quisiera cambiar a la monarquía, para convencerles, de que hay que darles derechos a las mujeres y acabar con la interpretación tan extremista de los textos del Corán. Arabia, podría seguir con su peculiaridad cultural, pero de una forma mucho más pragmática y acorde con los tiempos.

Un ejemplo, bastante bueno de creatividad, fue la transformación de China, de una duro régimen comunista, a este especie de hibrido, que une, por una parte, una economía capitalista híper productiva,  con  por otra parte, un  gobierno de corte comunista, que reparte los beneficios, desde una óptica comunista y centralista. De este sistema, solo me sobra, que es un régimen muy dictatorial y con demasiada falta de libertades, por lo demás, me parece una manera  creativa e interesante, de solucionar un problema.

A nivel catalán, por ejemplo, el enfoque para mi más creativo, seria que Cataluña siga con sus peculiaridades y particularidades, como por ejemplo la inmersió lingüística etc…Pero al mismo tiempo, cultivará su pertenencia a España y potenciara la españolidad de Cataluña, si esto se hiciera de forma correcta, Cataluña, no solamente no perdería su identidad, sino que además, ganaría una identidad paralela y mas enriquecedora. Porque combatir un nacionalismo, con otro nacionalismo nuevo, no parece una solución creativa, ni inteligente.

Bueno, lo dejo aquí, hasta pronto, nos vemos con más cosas.  

Un saludo.

 



martes, 1 de octubre de 2013

DIALOGAR


Motivado por una discusión que mantuve el otro día con una persona, me vino en mente escribir este pequeño artículo.

La frase que detono en mi, un halo de indignación, fue la siguiente “Voy a dejar esta discusión porque no tengo, ni tiempo, ni ganas de seguir hablando de este tema contigo” seguido de una recomendación, que me invitaba a pensar, el porqué de su argumento.

Varias ideas, se agolparon inmediatamente en mi mente. Una de ellas fue la siguiente, si no tiene ni tiempo, ni ganas ¿porque abandona una discusión, después de cinco intercambios, porque no hacerlo al segundo? ¿O porque esperar hasta no tener tiempo? ¿O mejor aún, para que iniciar algo que piensas que no vas a tener tiempo de acabar?

Evidentemente, le conteste que yo más bien intuía que no era falta de tiempo, sino más bien, falta de paciencia y de argumentos, o en el otro orden, tanto da.

A lo largo de mi vida, me he ido dando cuenta de que la gente por lo general, no ama discutir, dialogar, ni confrontar ideas. Lo que la gente entiende por discutir sobre un asunto, tiene unas connotaciones muy negativas, es bastante común, que la mayoría de personas, le tenga más bien miedo a este noble arte.

La gente le tiene miedo al dialogo y hablo del verdadero dialogo. Hablo del debate, del verdadero y autentico debate, que se produce cuando dos ideas se enfrentan desde polos opuestos y contrarios.

En vez de verlo, como una oportunidad de aprender del oponente, solo ven un adversario que tienen que vencer. Lo ven, como una guerra, donde entra en juego, su honor, sus valores, su dignidad. Por una parte, le dan un aire de gravedad, que a mi juicio, no tiene y por otra, una falta de respeto total al debate. Porque cuando se alarga, abandonan y se van, cuando apenas ha empezado la contienda.

Hoy en día, estamos acostumbrados a la brevedad, todo ha de ser rápido, por esto triunfan los tiuteros. Mensajes cortos y concisos, pero totalmente faltos de espíritu.

Nadie está verdaderamente interesado en debatir largamente y de forma apasionada, acalorada, incluso ¿por qué no?  

La gente, lo encuentra aburrido, en general cuando planteas esta posibilidad, la mayoría de la gente te dirá que no sirve de nada discutir tanto tiempo con alguien, porque nunca vas a convencer a nadie de cambiar de opinión, por mucho que te empeñes, la gente no vera las cosas como tu se la planteas. O te dirán esto otro: Además, qué más da, cada cual piensa de una forma y está bien que cada cual, tenga su punto de vista, no hay que tratar de imponer tus ideas.

Y con este tipo de comentarios, entre los que se aburren, los que piensan que no sirve para nada y los siempre oportunos relativistas, que son legión por cierto, hoy en día. Resulta, que casi nadie debate nada nunca, nos conformamos con encender la tele o escuchar la radio  y ver como profesionales lo hacen por nosotros, gente que más que auténticos sabios, son “opinadores” profesional,  más parecido a actores de cine. Te los venden como especialista, en temas de medio oriente o como especialista en temas de política interna etc…. Y opinan de todo y para todos. Luego, la gente suscribe un bando u otro y asunto arreglado.

Se ha perdido el apetito por debatir de temas políticos o de cualquier otra índole, con tus amigos, familiares, vecinos, que es con quien realmente se debería hacerlo.

Porque al final, los verdaderos protagonistas de la vida, somos los ciudadanos de a pie, somos nosotros quienes hacemos que la vida en la calle exista, somos los que hacemos que la rueda gire, somos el carro y el buey.

Además, hemos perdido el verdadero significado de la palabra debatir o discutir, no se trata de convencer a tu oponente, ni de cambiarle las ideas, se trata de aprender, se trata de entender, comprender, escuchar, en definitiva. La forma de aprender algo, es justamente cuando te ves confrontado a lo desconocido a lo ajeno y exótico.

Deberíamos aprender a hablar por hablar, a debatir de lo humano y de lo divino, deberíamos amar el dialogo, sea en confrontación o en armonía. No existe, a mi parecer, nada más humano y enriquecedor, que hablar con un igual con un semejante, con una persona, en definitiva.

Además, si nos damos la oportunidad de intentar dialogar y discutir sin miedo, aunque sea incluso acaloradamente con alguien, podemos correr el maravilloso peligro, de cambiar de opinión o de matizar y variar de forma significativa la propia.

 

Un saludo, HASTA PRONTO.