viernes, 5 de septiembre de 2014

RESPONSO A LA DEMOCRACIA



Cada día estoy más convencido de que solo hay una forma segura de tener una verdadera democracia. Los acontecimientos que he vivido como ciudadano de a pie a lo largo de mi vida así me lo confirman. El sistema actual hace aguas por todas partes y es insostenible, no porque este particularmente mal articulado, ni porque el concepto en sí sea erróneo. Es la forma de aplicar la idea que ha quedado obsoleta y en desuso.

Si lo que pretendemos es que el pueblo gobierne al pueblo, que por lo visto es la idea original, la que defendían los ilustrados cuando empezó todo este movimiento. No podemos pretender elegir cada cuatro años a unos representantes del pueblo, gente que en teoría defienden una corriente de pensamiento y una forma de hacer las cosas, frente a otra gente que defiende otra corriente distinta y después echarnos la siesta sin mas creyendo que todo irá bien. Es como poner en marcha un coche y dejar de conducir pretendiendo con ello que el vehículo llegue a su destino sin incidencia.

Pretender que estas personas que salen elegidas gobiernen luego, sin ningún tipo de control por parte del pueblo al que representan y que les ha escogido, me parece suicida y se ha demostrado en la práctica inviable.

A tenor del caso Puyol y de otros muchos a lo largo del tiempo y de la historia de este y otros países, se demuestra una y otra vez que el poder corrompe a las personas y una vez instaladas en él, absolutamente todo el mundo cae en las redes del aprovechamiento personal del poder otorgado.

Es pueril y muy inocente pensar que, conociendo la debilidad del comportamiento humano, creamos que dejando que unos representantes nos gobiernen sin ningún tipo de control por nuestra parte durante un tiempo x o y, vaya a salir bien el experimento.

El pueblo actual, no solo a nivel español, sino a nivel occidental, debe hacer una nueva revolución y pasar de nivel. Debemos coger las riendas del poder y no volver a soltarlas. Ahora que la mayoría de la población esta alfabetizada, ahora que tenemos en nuestras manos (todavía ya veremos por cuánto tiempo) una herramienta tecnológica tan revolucionaria como internet y que prácticamente en cada rincón de occidente la gente tiene acceso la red, debemos montar un gobierno del pueblo que se exprese a través de la red.

Absolutamente todas las votaciones y decisiones importantes deberían votarse en referéndum. Las económicas, las primeras y sobre todo. Basta de delegar, estamos maduros y preparados para tomar el control. La forma de articular todo ello requerirá su tiempo y, en su puesta en práctica, deberá haber forzosamente una cúpula que se encargue de organizar todo ello, pero en ningún caso deberá ser ninguna organización política a la antigua usanza.

La idea sería prescindir de los partidos políticos, pues ya no tienen razón de existir, porque el tiempo de la lucha de clases y de ideología ya pasó. A nadie que haya nacido al final del siglo 20 le interesa ya lo mas mínimo el comunismo o el fascismo, ni se siente de izquierdas a la manera clásica, ni de derechas.

Si alguno aún lo hace, es por costumbre familiar o porque vive de alguna forma de la política. Pero los ciudadanos rasos que pensamos con dos dedos de frente hace tiempo que nos hemos quitado. Hace tiempo que nos hemos dado cuenta del engaño y de la muerte de las ideologías como tales.

Lo que queremos es un sistema justo que funcione, que reparta la riqueza que producimos entre todos y con el esfuerzo de todos, de forma equitativa y racional.

Basta de inventos, basta de arbitrariedades absurdas, de egoísmos nacionalistas sin sentido.

Si queremos evolucionar aún más como género, debemos dar una vuelta de tuerca más. La revolución francesa estuvo bien, la bolchevique también, cumplieron su objetivo en su momento y gracias a ello conseguimos avanzar hacia unas formas más justas de organizar la convivencia. Esta forma fue la democracia. Esta tuvo que luchar contra movimientos reaccionarios (como fue el fascismo, una forma de absolutismo) y venció. Estuvo bien y tuvo su momento. Pero ha llegado la hora de superarla y montar la dirección del pueblo tutelada por el pueblo. Gracias a internet creo sinceramente que es posible articular una forma de gobierno monitorizado por el pueblo las 24 horas del día, todo el año, de forma ininterrumpida.

Los pormenores y la manera de hacerlo necesitarán mucho de ensayo y error, hasta que demos con la tecla, pero hay que empezar ya.

De esta manera eliminaremos los partidos políticos, que se han convertido en antros de corrupción  peligrosos. Peligrosos porque los partidos actualmente son muy fácilmente manipulables, están a merced de las grandes corporaciones y del capitalismo salvaje, la otra bestia que hay que domar. Pero no hablo de eliminar el sistema capitalista, sino de supervisarlo las 24 horas, de someterlo a vigilancia permanente, de darle unos límites, unas fronteras morales y éticas claras y que funcione de verdad como una competición sana.

Porque al final de esto va este juego llamado mercado, de esto ha ido siempre de hecho. Si conseguimos que todas las empresas a nivel mundial compitan ente sí, de forma limpia y con reglas de verdad que las respeten si o si, entonces y solo entonces, el capitalismo, esta fiera ya domesticada, dará el fruto deseado y traerá prosperidad a todo el mundo, no por igual, esto es una utopía peligrosa y absurda, pero sí una estabilidad económica tal que podremos erradicar la pobreza extrema y el hambre. Ya serian dos objetivos maravillosos.

Por último, el control de las materias primas y su justa distribución entre las diferentes empresas competidoras será el caballo de batalla más duro y más peliagudo con el que tendríamos que lidiar.

Si un movimiento como el que promuevo(al menos a nivel abstracto, de momento) lograra hacerse realidad y se erigiese, este sería sin lugar a dudas el primer gran obstáculo que habría que superar y la primera gran crisis.

Todo movimiento cuando nace y a lo largo de su vida útil se enfrenta a intentos de retroceso y a grandes desafíos. Sin embargo, si hay una voluntad mayoritaria para sostenerla, esta siempre triunfa, aunque el precio de este triunfo sea muy costoso.

Un saludo, hasta la próxima.